Pascua de Jose de la Torre

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Pascua de Jose de la Torre

En nuestra comunidad Azlor hubo un antes y un después del memorable 14 de enero de 2023. Iniciamos el año con buenos deseos, planes, actividades importantes por realizar… la vida fluía
con normalidad.

Esta vida que conocemos, hizo un alto para Jose y en nuestra comunidad hubo un cambio radical, todo fue cuestión de segundos.

La forma repentina como sucedieron las cosas nos ha permitido adentrarnos en este misterio de vida y muerte. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo sucederá el final de nuestra vida? En un corto tiempo, la mujer alta y fornida se encuentra ahora en una pequeña urna. ¿Qué somos y hasta cuándo viviremos en las presentes condiciones? Los momentos se suceden uno a uno y cada uno de ellos trae su propio contenido y sus propios aprendizajes.

Desde diferentes lugares, escuchamos voces, sobre todo con un contenido de gratitud y reconocimiento por lo que Jose hizo en cada persona: desde Hábitat para la humanidad, ella ayudó a personas necesitadas de un techo; a través de CENAMI tuvo contacto con la cultura de muchos pueblos; por la dimensión episcopal de Pueblos Originarios y Afro, conoció y se acercó a muchas comunidades indígenas donde suelen hacer reuniones de organización, talleres de medicina alternativa, etc.

Entre sus cosas encontramos en unas cuantas piezas de papel, expresada su vida y su itinerario apostólico, lo comparto.

Si pudiéramos dialogar con cada una de estas etapas de su vida y espacios en los que se integró, seguramente nos dirían con mucho realismo y claridad quién era la verdadera y auténtica Jose; nos revelarían sus bondades y sus debilidades, sus tristezas, sus dificultades, sus luces y sus oscuridades, sus grandes esperanzas, sus sueños, sus deseos más nítidos y profundos… porque en cada momento y en cada lugar dejamos parte de nosotras mismas. ¡Descansa en paz querida Jose, hermana y compañera de camino!

Ma. de Jesús Zamarripa G., ODN

LA EXPERIENCIA DE MARCOS 4,35

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La experiencia de Marcos 4,35

¿A los 83 ir a la otra orilla?  ¡¡¡No puede ser!!!!  Mejor me quedo en lo seguro y terminar  en lo que estoy hoy,  es suficiente, no más…

¿Pero y qué hago con lo que Jesús le dice al viejo Nicodemo (y me lo dice a mí) ?: “Tienes que nacer de nuevo”.   Verdaderamente que no nos deja tranquilas.

Pero después de los 80 nos desequilibra, nos da miedo “renacer”.  Preferimos quedarnos en la orilla conocida y segura, en esta orilla que me enseñaron, me formaron en las Constituciones, la moral,   el Costumbrero…

¿Qué es y cómo se puede entiende hoy “la otra orilla” en un mundo convulsionado y violento, una Iglesia jerárquica en crisis, una fe sin religión,

una vida consagrada que busca y quiere revivir sus elementos esenciales para poder dar respuestas válidas…?

La “otra orilla” es dejar ir y acoger la vida que fluye en formas diferentes, desconcertante.  Es soltar lo de ayer, para acoger lo de hoy. Es soñar un futuro que podemos  tener en las manos. Es mantenernos en los intentos que brotan de la propia tierra.

Hay fuerte tempestad en todo, porque todo cambia. Pero lo que no cambia es el Amor. En todo y en todos ES.  El que ES siempre presencia  apacible y activa. El que ES trabajando siempre en nosotros. El que ES tomándonos de la mano, sin soltarnos jamás.

La barca es frágil, la tormenta fuerte, pero la Presencia es plena y amorosa.

Xiomara Mederos, ODN

Bodas de oro

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Bodas de oro M. Isabel Rodríguez, ODN

“Jesucristo es el Señor. Hagan lo que Él diga”

Celebrar juntas los 50 años de vida consagrada de Isabel es, para todas, seguir diciendo: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”, mi vida te pertenece. Gracias Señor por todo. Esta es y ha sido una buena ocasión para agradecer el grande amor y la misericordia que Dios tiene para cada una.

Doy gracias a Dios por la oportunidad de haber participado de esta celebración, en donde recordar el caminar de ella en la vida religiosa, desde su iniciar con huaraches y un morral hasta donde hoy le toca estar. Siempre dispuesta, alegre, pronta ante la necesidad del otro.

La Eucaristía ha recogido de una manera sencilla, expresiva lo que ha sido su Sí al Señor en la Compañía de María; hacer memoria desde aquel San Martín que la vio nacer y crecer desde el seno familiar, donde aprendió que el servicio es una entrega alegre, generosa y gratuita. En las lecturas vi reflejada también parte de su vida; la experiencia de salvación que en el camino de su vida ha recorrido la lleva a un cambio de vida, a vivir con sentido profundo la radicalidad del Evangelio, a tener siempre por compañera de camino a Nuestra Señora.

Al presentar el tejido de colores:“El Reino de Dios se parece a una tejedora que, a través de sus manos, va generando vida cuando entrelaza los hilos de colores, poco a poco, busca como combinarlos con amor, confianza y esfuerzo para que cada color dé lo mejor de sí y queden en el lugar preciso.

Juntas bordemos historias, sueños, aprendamos nuevas puntadas, cambiemos de aguja y, si llegara a existir algún nudo, desatémoslo con paciencia, cariño y dedicación, para completar y reflejar la imagen de Dios. Y después: ¡volver a empezar!” Es un párrafo que expresa cómo he experimentado el ser hermana-amiga de Isabel.

Marcela Bonafede, odn dice en su canción -y con ello quiero terminar-:

¡La fiesta no puede acabar! ¡La Ruah no se puede apagar! Nos miras y te miramos porque eres el Señor, tú nos llamaste a ser amigas en misión. Hagan todo lo que él diga, ya es la hora. María nos empuja, ya es la hora

Gracias al Señor por la vida consagrada de Isa.

Ma. Guadalupe Primo Durán, ODN

Construyendo caminos de inclusión

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Construyendo caminos de inclusión

Empatizar con el otro y su situación (ponerse en los zapatos del otro), abre la percepción y sensibiliza.

El 30 de noviembre la Escuela Helen Keller organizó una “Cena a ciegas” con dos finalidades principales: acercar a los participantes de manera vivencial a la realidad de discapacidad visual y procurar recursos monetarios para la escuela.

Es un ejercicio interesante, se procura que se experimente la grandeza del ser humano dotado por el Señor de tantos dones y capacidades y, al mismo tiempo, la posibilidad que tiene la persona de, ante una situación de pérdida (en este caso la vista), adaptarse y seguir educándose, vivir, disfrutar, aportar, trabajar.

Durante la actividad, cada comensal porta un antifaz que le impide ver. Las mesas están integradas por diez personas y son guiadas por uno o dos “monitores” que les dan confianza, describen y conducen. Estos los animan a cenar usando las mismas técnicas que les enseñamos a los niños para que logren comer adecuadamente.

Durante este tiempo, hay niños Helen Keller que visitan las mesas y platican con los integrantes. Y, discretamente, se va manteniendo la motivación usando el micrófono.

Los monitores son personal de la escuela, voluntarios, prestadores de servicio y antiguas maestras. Estos conducen al baño o atienden alguna otra necesidad de los participantes. Antes de la cena, se hace un ejercicio de tomar alimento a ciegas a quien no ha tenido la experiencia, se comenta con ellos la dinámica que se llevará a cabo y se les da un documento guía. Una de las maestras ofrece una pequeña capacitación a los meseros para que puedan servir con mayor asertividad.

Se proponen tres tipos de platillos, que los invitados previamente eligen; su gafete lleva las letras del color de la elección: carne (rojo), pescado o marisco (azul) y vegano (verde). Los invitados no conocen el contenido de sus platillos, pero los monitores sí; así que trabajan para que lo descubran a través del olfato, el gusto y el tacto (en el caso de que el alimento se pueda comer con las manos). Se trata de que agudicen los demás sentidos, pues las personas normovidentes (es decir, quienes pueden ver)
utilizan mayoritariamente la vista. En la mesa se facilita la plática espontánea, el disfrute de la sorpresa, la confianza, la reflexión y se responde a preguntas que puedan surgir.

Al llegar al postre, los niños del coro de Helen Keller comienzan a cantar y se invita a los comensales a quitarse con cuidado el antifaz, para que la luz no les lastime los ojos. Entonces no solo escuchan las hermosas vocecitas de los pequeños, también los ven.

Los invitados se llevan una experiencia agradable en su acercamiento a la discapacidad visual; valoran más sus vidas y lo complejo, fascinante y posible que es la vida de nuestros chiquitines.

A la comunidad Helen Keller nos queda la satisfacción de seguir contribuyendo a crear caminos de inclusión, buscando mejorar y
encontrar nuevas formas para generar acciones inclusivas en la sociedad.

Elvia Guerra, ODN

Pastoral indígena

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Pastoral indígena

Desde la dimensión de Pastoral Indígena, participamos con la Comunidad de indígenas Akatekos del Ejido La Gloria, Municipio de La Trinitaria, Chiapas en algunas acciones de acompañamiento, asesoría y formación con jóvenes:

Algunos integrantes del Grupo Juvenil.

Participando con ellos en el Encuentro Vocacional de los Grupos Juveniles de la Parroquia.

Altar Maya donde hicimos la oración.

Uno de sus lemas.

Con Maestros, Alumnos del Bachillerato, sus Maestros y coordinadores de la comunidad.

Los indígenas tenemos mucho que decir a los demás, sobre todo en relación a lo humano y al cuidado de la vida y del mundo; pero también en relación a Dios mismo, ya que nuestros pueblos, en su largo proceso de vida, se han sentido animados por la presencia multiforme de Dios, que ha sido la razón de ser de sus esfuerzos y luchas. Es lo que expresamos con la llamada “Teología India o Amerindia”.

Josefina de la Torre, ODN

EncontrArte en Compañía

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EncontrArte en Compañía

Con la intención de que nuestra comunidad se convierta en casa abierta para los jóvenes, el día 28 de octubre celebramos el primer encuentro del proyecto “EncontrArte en Compañía”, que pretende ser un espacio en el que jóvenes de 15 a 29 años puedan interactuar y reflexionar a través de temas relacionados con el humanismo, el arte y la espiritualidad.

En esta ocasión, la motivación fue la celebración de la fiesta de disfraces “Happy Friday”,  en la que debían caracterizar a un personaje que admiraran; la mayoría de los que acudieron a la cita fueron alumnos/as y exalumnos/as del colegio Lestonnac. 

Nuestra intención como comunidad es que este tipo de encuentros se pueda hacer de manera periódica; es un proyecto que implica ciertos desafíos, como el de lograr que los jóvenes se interesen en participar en actividades que implican irse haciendo cada vez más conscientes de su dimensión tanto humana como espiritual. Realmente es un reto, pues muchos están en una etapa de sus vidas en la que esto no es una prioridad. 

De nuestra parte, queda la intención de seguir invitando a participar en próximos espacios de “EncontrArte en Compañía, como parte del envío a vivir en comunidad la misión prioritaria del acompañamiento a jóvenes. Agradecemos el apoyo que, para el desarrollo del encuentro nos brindaron en esta ocasión Brenda, Ale y Lulú, nuestras especialistas en comunicación de la Provincia.

Comunidad del Pilar