Misión de la Compañía de María en Esmeralda

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Misión de la Compañía de María Esmeralda, cuba

En la actualidad conformamos la comunidad tres hermanas de nacionalidades distintas: Hosleidys (cubana), Luchita (mexicana) y Tere (española).

Vivimos el envío en misión desde nuestro carisma de educadoras y el apoyo a la parroquia a través de: la animación de las eucaristías, celebraciones de la Palabra, catequesis de niñas/os y adolescentes, catecumenado de adultos y retiros en tiempos litúrgicos (Adviento y Cuaresma). Visitamos a las familias en Esmeralda y en los distintos pueblos que pertenecen a la parroquia, en los acontecimientos alegres: nacimientos,
cumpleaños… y en los tristes: enfermedad ymuerte…

Hemos reiniciado el grupo de Red Laical y se da acompañamiento de EE.EE. en la vida diaria. Damos clases de guitarra a adolescentes, ofreciéndoles un espacio de aprendizaje y de compartir.

Estamos iniciando talleres de artesanías para mujeres y jóvenes, con el objetivo de que crezcan en la autoestima, trabajen en común y socialicen desde los valores de Jesús: el compartir, la amistad, el perdón, la ayuda mutua, la honestidad y la economía solidaria que les ayude en la economía familiar.

Asumimos como comunidad la coordinación de un comedor de Cáritas para ancianos y personas vulnerables de los pueblos. En estos momentos, en que el pueblo cubano está sufriendo mucho en todos los aspectos, queremos y deseamos ser portadoras de esperanza en esta realidad donde al Señor le ha parecido bien enviar a la Compañía de María.

 

Comunidad de Esmeralda, Cuba

Construyendo caminos de inclusión

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Construyendo caminos de inclusión

Empatizar con el otro y su situación (ponerse en los zapatos del otro), abre la percepción y sensibiliza.

El 30 de noviembre la Escuela Helen Keller organizó una “Cena a ciegas” con dos finalidades principales: acercar a los participantes de manera vivencial a la realidad de discapacidad visual y procurar recursos monetarios para la escuela.

Es un ejercicio interesante, se procura que se experimente la grandeza del ser humano dotado por el Señor de tantos dones y capacidades y, al mismo tiempo, la posibilidad que tiene la persona de, ante una situación de pérdida (en este caso la vista), adaptarse y seguir educándose, vivir, disfrutar, aportar, trabajar.

Durante la actividad, cada comensal porta un antifaz que le impide ver. Las mesas están integradas por diez personas y son guiadas por uno o dos “monitores” que les dan confianza, describen y conducen. Estos los animan a cenar usando las mismas técnicas que les enseñamos a los niños para que logren comer adecuadamente.

Durante este tiempo, hay niños Helen Keller que visitan las mesas y platican con los integrantes. Y, discretamente, se va manteniendo la motivación usando el micrófono.

Los monitores son personal de la escuela, voluntarios, prestadores de servicio y antiguas maestras. Estos conducen al baño o atienden alguna otra necesidad de los participantes. Antes de la cena, se hace un ejercicio de tomar alimento a ciegas a quien no ha tenido la experiencia, se comenta con ellos la dinámica que se llevará a cabo y se les da un documento guía. Una de las maestras ofrece una pequeña capacitación a los meseros para que puedan servir con mayor asertividad.

Se proponen tres tipos de platillos, que los invitados previamente eligen; su gafete lleva las letras del color de la elección: carne (rojo), pescado o marisco (azul) y vegano (verde). Los invitados no conocen el contenido de sus platillos, pero los monitores sí; así que trabajan para que lo descubran a través del olfato, el gusto y el tacto (en el caso de que el alimento se pueda comer con las manos). Se trata de que agudicen los demás sentidos, pues las personas normovidentes (es decir, quienes pueden ver)
utilizan mayoritariamente la vista. En la mesa se facilita la plática espontánea, el disfrute de la sorpresa, la confianza, la reflexión y se responde a preguntas que puedan surgir.

Al llegar al postre, los niños del coro de Helen Keller comienzan a cantar y se invita a los comensales a quitarse con cuidado el antifaz, para que la luz no les lastime los ojos. Entonces no solo escuchan las hermosas vocecitas de los pequeños, también los ven.

Los invitados se llevan una experiencia agradable en su acercamiento a la discapacidad visual; valoran más sus vidas y lo complejo, fascinante y posible que es la vida de nuestros chiquitines.

A la comunidad Helen Keller nos queda la satisfacción de seguir contribuyendo a crear caminos de inclusión, buscando mejorar y
encontrar nuevas formas para generar acciones inclusivas en la sociedad.

Elvia Guerra, ODN

Celebración del día internacional de la no violencia contra la mujer, Redes de Solidaridad

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celebración del día internacional de la no violencia contra la mujer, Redes de Solidaridad

El 25 de noviembre celebramos en Redes de Solidaridad el día internacional de la no violencia contra la mujer. En este Centro Educativo se ha trabajado desde hace muchos años en esta realidad tan difícil que se vive a nivel mundial -al igual que en Nicaragua y en Nueva Vida, donde se encuentra ubicado el colegio- y se sueña con erradicar.

A esta celebración, organizada por el departamento psico-social y apoyada por la dirección y cuerpo docente, se ha llegado después de un año de reflexiones con los alumnos, en las que se dan a conocer las diversas formas en las que las mujeres sufren violencia desde niñas. Creemos que a través de estas actividades se irá transformando la forma de pensar y actuar hacía las mujeres con las que se relacionan en la vida diaria.

En la celebración se manifestó la denuncia de la agresividad que sufre la mujer, así como la necesidad de erradicarla y el empoderamiento que van adquiriendo. Ello se expresó a través de cantos y bailes presentados por los niños y niñas del Centro, del Colegio San Francisco Javier, de Los Pipitos y de los talleres de danza y música; mensajes, pequeñas representaciones, pinturas elaboradas en el taller, una canción compuesta por los estudiantes del taller de música, y una ofrenda preparada por quinto grado en la que se anotaron nombres de mujeres asesinadas, el grupo de mujeres de Redes depositó flores y velas encendidas llevadas en procesión.

Este mismo grupo de mujeres puso su puesto de venta con lo que han aprendido en los talleres que se les imparten para poder obtener algo de recursos económicos. Los niños de sexto grado también pusieron su puesto de venta de plantas que han cultivado con apoyo de Martina. 

La participación de la cantautora Cesia Viurlet en diferentes momentos del evento, con canciones con el mismo mensaje sobre la dignidad de la mujer le dio un toque muy emotivo. Pidan al Señor que las niñas y niños interioricen estas reflexiones y mensajes vividos en el aula y las celebraciones para ir cambiando la realidad que viven. 

Comunidad de Ciudad Sandino

Mi experiencia en la misión de Cuba

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Mi experiencia en Cuba

Las obras de Dios se hacen con tiempo, peso y medida. Santa Juana de Lestonnac

Llegué a Cuba en el mes de abril del 2021, después de 9 meses de espera; fue un tiempo largo debido a la pandemia y a que no me daban la visa. A mi llegada, fui muy bien acogida por las hermanas Claudia y Maite, que me esperaban desde hacía mucho tiempo. Fuimos poco a poco conociéndonos e integrándonos, y actualmente creo que somos una comunidad unida y juntas nos ayudamos y complementamos en la misión.   

Estoy colaborando con los jesuitas en la dirección del “Centro Loyola Sagrado Corazón de Jesús”, en la localidad del Diezmero.  Dicho centro ofrece a la comunidad de ese lugar refuerzo escolar para niños de 1º a 6º grado de primaria; artes plásticas, computación e inglés a alumnos de 6º de primaria a 8º; y hay un espacio de Biblioteca. Se brindan talleres de tejido crochet, bordado y corte y costura para mujeres. Los domingos estoy apoyando en la catequesis de la capilla, que es también de los jesuitas.

En este proyecto también colabora Claudia en Monitoreo y Evaluación; Maite estuvo apoyando con clases de artes plásticas y recientemente participa en el equipo directivo. También hay un comedor para 25 abuelos que es llevado por Maite dos días a la semana; se les brinda un desayuno y atención psicológica. A algunos, ya por la edad, se les lleva el desayuno a casa.

El Diezmero es una de las comunidades con mayor grado de vulnerabilidad social de La Habana; se caracteriza por el alto índice de delincuencia, robo, bajo nivel educacional y cultural, una infraestructura habitacional en mal estado y un alto predominio de asentamientos improvisados e ilegales llamados “llega y pon”, de familias provenientes de las zonas orientales del país que migran a zonas periféricas de La Habana y construyen casas con materiales frágiles como cartones y láminas de zinc.

La migración interna hacia esta zona es muy frecuente. Son personas en situación de irregularidad que, por no tener legalidad en el territorio, no pueden disfrutar del acceso a la escuela de los niños, niñas y adolescentes que traen a su cuidado, ni de un trabajo digno o estable por su condición de indocumentados.  De esas familias provienen muchos de nuestros niños.

La vida se complica cada vez más; nosotras, como todas las personas, hacemos fila para comprar los alimentos que están muy escasos y a veces estamos todo el día sin conseguir nada. Actualmente se está viviendo una migración masiva; la gente está saliendo de Cuba debido a las pocas oportunidades de trabajo y alimentación. Esta situación agrava las condiciones de vida de las familias que viven un alto grado de vulnerabilidad.

Con el mejor esfuerzo y cariño las hermanas y los colaboradores tratamos de inculcar en los niños y jóvenes los valores a través de una educación integral, desde la escucha y desde una mirada acogedora, compasiva e inclusiva; pero, sobre todo, intentamos que se sientan queridos. Estamos siempre en esa búsqueda de un bien mayor para este sector tan vulnerable y ayudarles a cambiar su forma de actuar, que ellos mismos sean agentes de cambio y transformen sus familias y entornos.

Los cubanos son personas entrañables, acogedoras, cariñosas, cercanas; eso me hace descubrir la presencia del Señor en cada persona y en cada acontecimiento. Me he sentido movida por una gran fuerza espiritual a poner en práctica el amor, la amistad, la entereza, la esperanza en Dios y el deseo de darme radicalmente.

La vida religiosa en Cuba es un testimonio de ser Iglesia en salida, de ayuda, fraternidad, amistad, de solidaridad al compartir lo que se tiene. Toda esta situación me ayuda a ser más compasiva, a vivir con más profundidad, a vivir desde la gratuidad.

Es muy fuerte la realidad, duele ver el sufrimiento de tanta gente que no cuenta con lo elemental para vivir  (alimentación, medicamentos…) y aun así te comparten lo que tienen. Eso te toca todo tu ser, las emociones, los sentimientos… Ante lo que vive el pueblo cubano simplemente nos toca  escuchar a las personas, acompañarlas, estar; eso les alivia grandemente, así nos lo expresan ellos.

Sigamos unidos en la oración.

Alicia Hernández Herrera, ODN

Compañía de María y EAMI retoman actividades

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Compañía de María y EAMI retoman actividades

Al volvernos a integrar como Compañía de María y colaborar en este proyecto del EAMI, en mayo de 2019, se apoyan dos procesos y se retoma la inquietud expresada por las mujeres indígenas de volver a reunirse, retomar su deseo de seguir aprendiendo medicina alternativa, algo de cocina -repostería-, de poder reflexionar y rezar.

Para ello se contempla la impartición de algunos talleres:

-Taller de medicina alternativa
-Taller de repostería
-Taller de manualidades (bordado)

Éste último inició antes de la pandemia, pero igual que todas las actividades, se vio forzado a suspenderse dada la situación de confinamiento.

En marzo de 2020 se integra a la comunidad de la Compañía de María presente en Zapopan una tercera hermana.

En octubre del 2020 se retoman algunas actividades: organizar y celebrar la fiesta patronal de la capilla “Santa Cecilia”; se realizó de la manera más sencilla, el novenario, la procesión de la Patrona Santa Cecilia, la danza de los Viejitos y la Eucaristía, con una presencia mínima de personas, teniendo en cuenta las diferentes medidas sanitarias.

La organización religiosa y la animación en la comunidad la realiza un equipo de parejas Purépechas: los mayordomos.

Ellos junto con los religiosos y el Párroco, se encargan de toda la organización de las fiestas de Semana Santa y las fiestas patronales. 

La fiesta patronal inicia con el novenario a Santa Cecilia que, se realiza en la casa de los cargueros. Ellos son una familia o dos, se presentan a la comunidad un año antes de la fiesta.

Ellos se preparan para realizar esta actividad, no es únicamente decorar el lugar donde se reza el rosario, sino que cada día ofrecen a la comunidad, algo para compartir y, el día 21 de noviembre se hace una convivencia en grande, con la danza de los viejitos que son jóvenes y
señores de la misma comunidad quienes trasladan la imagen a la capilla.

Inicia el festejo con la Eucaristía y posteriormente a las 12:00 las tradicionales mañanitas.

Esta es una fiesta que convoca a miles de personas incluyendo familias invitadas de los poblados de San Antonio y San Isidro, en la sierra de Michoacán.

El 22 de noviembre fue un festejo sencillo pero especial pues, ahora no son los feligreses los que van donde ella, es ella (Santa Cecilia) quien visita las casas.

Las familias reciben con pequeños altares en la calle. El recorrido por el barrio acompañado con la banda.

La presencia de estas jóvenes Purépechas en la tradicional danza dio un toque de frescura y alegría.

En ella visten orgullosamente su traje típico y ejecutan unas vistosas danzas en el recorrido, entre ellas, “Toro Pinto”. Las Guarecitas representan a la mujer indígena Purépecha.

Otra actividad que se retomó en febrero fue el reforzamiento escolar con los niños, con la modalidad de realizarse de manera personalizada en la casa de los y las niñas, en vez de ser grupal.

Las diferentes actividades han sido intermitentes, se suspenden debido a la pandemia, se han reiniciado en el momento que hay la autorización de las autoridades gubernamentales y de la Iglesia, siguiendo todas las medidas sanitarias.

Comunidad de Zapopan


Una obra de:

Cacahuatales No. 50,                      Col. Ex Hacienda Coapa, Tlalpan, CDMX, C.P. 14300.                              55 5598 2312   /   55 6386 5015

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Casa de Nuestra Señora en Zapopan y su colaboración en el EAMI

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CASA DE NUESTRA SEÑORA EN ZAPOPAN Y SU COLABORACIÓN EN EL EAMI

En esta comunidad estamos tres hermanas, María del Refugio Bañuelos, Ma. Carmen Franco y María Elena Fonseca.
La misión que realizamos una gran parte es colaborando en el EAMI en el Barrio La Noria, lugar cercano a donde está la casa que habitamos.

Queremos compartir con ustedes lo que en este lugar ha acontecido  en esta zona.

Nos alegra poder compartir de manera sencilla un poco de nuestra experiencia.

Comunidad de Zapopan

Equipo de apoyo a migrantes indígenas (EAMI)

Equipo EAMI

Equipo conformado por escolares jesuitas y hermanas de la Compañía de María, que trabaja con la población indígena Purépecha migrantes en la Zona Metropolitana de Guadalajara, (ZMG).

Actualmente colabora también en la colonia Floresta del Colli, en el municipio de Zapopan con migrantes Purépechas provenientes de comunidades de la sierra de Los Reyes, Michoacán.

La Floresta del Colli, su barrio “La Noria”, está ubicada al noroeste de la Zona Metropolitana de Guadalajara, Jalisco; en el municipio de Zapopan, forma parte de la Parroquia de los Sagrados Corazones.

En la colonia viven en su mayor parte migrantes provenientes de Michoacán, Zacatecas y otros estados.

Los Purépechas comenzaron a llegar hace 25 años, en la actualidad aproximadamente el 50% de las familias de la colonia son Purépechas con hijos o nietos nacidos en este lugar.

La colonia cuenta con servicios de luz y agua, drenaje parcialmente; las calles de la colonia no están pavimentadas y la mayor parte de los terrenos y las casas no están regularizados.

Las actividades económicas de los Purépechas son la albañilería, trabajo doméstico y ventas en los tianguis.

El EAMI busca desarrollar procesos que fortalezcan el colectivo purépecha y su articulación con el contexto para contribuir al mejoramiento de su calidad de vida y a la construcción de relaciones interculturales justas, fraternas e incluyentes.

Para su funcionamiento, el equipo tiene dos procesos:

1) Infancia purépecha: este proceso propone favorecer un desarrollo integral de las niñas y los niños migrantes indígenas de La Noria desde el ámbito escolar y familiar para que cuenten con más oportunidades que favorezcan su calidad de vida personal y comunitaria.

Esto se realiza mediante sesiones de reforzamiento educativo con niños de 6 a 12 años, una vez por semana; además buscando coordinar a otros grupos que trabajan con niños en la colonia (Colegio Enrique de Ossó, Comunidad CRECE).

2) Pastoral indígena urbana: para propiciar la vivencia de fe personal y comunitaria de los Purépechas en la ZMG, este proceso busca articular los modos de vivir y celebrar la fe.

Dentro de este proceso está el acompañamiento a los mayordomos, cargo comunitario que organiza la fiesta patronal de Santa Cecilia y la construcción de la capilla del barrio.

Otra parte consiste en la atención pre sacramental con pláticas para padrinos y papás, con el objetivo de que puedan valorar el modo Purépecha de concebir los sacramentos.

Además, está el apoyo en la celebración Eucarística del sábado, el acompañamiento a acólitos y al coro Purépecha.

Se retomó el grupo de Mujeres que se reunía con las hermanas de la Compañía de María, que anteriormente apoyaban esta misión, elaboraban productos de medicina alternativa y con la venta podían obtener un pequeño ingreso económico.

Comunidad de Zapopan


Una obra de:

Cacahuatales No. 50,                      Col. Ex Hacienda Coapa, Tlalpan, CDMX, C.P. 14300.                              55 5598 2312   /   55 6386 5015

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