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Tiempo de mar y tiempo de Compañía de María

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la persona rebasa las expectativas

Mar, inmensidad que rompe cálculos, donde en un punto lejano se vislumbra la línea de horizonte que une agua y cielo. Viento que mueve continuamente todo: palmeras, agua, arena, sin control alguno, por lo que se coloca y descolocan las cosas, y habla de “soplo divino”. Claridades y reflejos día y noche, aún donde no hay luz, hay oscuridad iluminada. Susurro constante que nos dice de amores y vida experimentada. Viento que todo lo mueve y lo calma. Colores y tonalidades sorprendentes: cambian, no se repiten, crean tonos inimaginables. Las nubes con formas y tonos, te sorprenden el corazón y el espíritu.

Todo se da, no hay control ni reglamento, cada día, cada instante el mar ES. Cada momento nos sorprende el celaje, el viento, las olas, los reflejos, el movimiento… El mar ES y tú no sabes de dónde viene ni a dónde va. Con el mar no hay cálculos, hay instantes, el mar ES. No hay seguridad para afirmar, en todo caso hay un “puede ser”…, es maestro de nuestra existencia.

El mar te coloca profunda y sorpresivamente en humildad, desde su libertad. No lo puedes pensar y menos abarcar, sólo puedes CONTEMPLAR y experimentar lo que produce en ti, pero no lo sabes…Y surge la pregunta: “Dime quién eres, porque llegas con amores y te separas sin saberte. No sé quién eres, pero vienes a mí con pasiones y ternuras que turban mis entrañas” (Cantar).

LA COMPAÑÍA de María hoy tiene vida, tiene mar. Capítulos Generales, Provinciales, aniversarios.., movimientos que nos están conduciendo a oleajes inéditos y profundos. Dios es el Movimiento permanente del amor que experimentó Juana. Es el inacabado que está abierto a una creación permanente. Es como una matriz abierta, dando vida continua. Es AMOR.

El recorrido de vida de Juana, su fe, no se basaba en el “saber”, ni en “escritos de la época”, ni menos en “la mítica religiosa”. Ella pasó de la devoción orante y fórmulas obligatorias, a la teología del “movimiento y encanto”: Dios delante, Dios dentro, Dios Padre de todos-as (Iglesia).

La Compañía siente que el Espíritu nos trae y conduce a nacer de nuevo, a recibir su Soplo. Estamos en minoría, en un mundo complejo donde nos preguntamos nuevamente: ¿quién eres, qué quieres? Porque si sabemos quién eres, sabremos quiénes somos, entonces “SEREMOS”.

De Juana de Lestonnac hemos hablado mucho y seguimos hablando más: mujer de fe, mujer del absoluto. Mujer de búsqueda, mujer… Pero hoy, ante el mar, la puedo ver como una Mujer en movimientos profundos ,en la obscuridad iluminada, contemplando y experimentando sin ver, sin saber… Llamada a nacer de nuevo, llamada a incorporarse a la gestación de la nueva humanidad, sobre todo femenina, naciendo libre porque es amada.

Ella sabía de gestaciones y paritorios, por lo que sintió profundamente la necesidad de nacer de nuevo y colaborar con otras, nacer para servir de una nueva manera. Vivir y crear: una “nueva forma de Vida Consagrada”, una “nueva forma de servicio”, “nuevo Templo”, “nuevo fervor”. Con María como protectora y modelo, mujer-madre (Proyecto de 1605).

A Juana, más de una vez, se le rompieron sus cálculos y proyectos; pero dejándose llevar por el Viento, con oscuridades iluminadas, con un cielo cambiante, descolocada…. dejó transformar su corazón y su espíritu y con fuerte incertidumbre se decía como el Cantar:
“Dime quién eres, porque vienes a mí con amores y te separas sin saberte”.

Fuertes fueron sus crisis, en su proceso interior, desconcertada, se preguntaba: “no sé quién eres, pero vienes a mí con pasiones y ternuras que me excitan y turban mis entrañas” (Cantar).

Juana se atrevió con la noche y el mar. En un engendramiento inédito, expone su propia desnudez ante Dios y al mundo. La sorprende la ola que la hace luz y fuerza en sus respuestas, la pone en movimientos que la descolocan para buscar nuevamente con el Amado.

Nosotras escuchamos mucho lo que se habla de ella pero… ¿qué nos dice ella en nuestra situación de mar hoy?

Dios es impredecible, no podemos calcularlo, hay veces que le preguntamos: “¿qué quieres?” Pero siempre hay una claridad, una luz, una ola, una nube por la que responder de parte de Jesús en términos de tender la mano, en libertad de corazón.

Xiomara Mederos Bode, ODN

Sentir con la Iglesia

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Sentir con la Iglesia

El fin de semana del 24 y 25 de junio nos reunimos con un grupo de jóvenes del proyecto FIJA (Formación Ignaciana de Jóvenes
Antillenses), que ofrecemos desde la Oficina Nacional de la Pastoral Juvenil Ignaciana.

Este proceso formativo consta de ocho etapas, cada una lleva el nombre de un lugar importante en la vida de San Ignacio, la cual se va profundizando en cada encuentro.

En esta ocasión, reflexionamos en torno al tema “Sentir con la Iglesia”, que corresponde a la etapa de Roma. Miramos la historia de nuestra Iglesia en Cuba en sus 500 años de camino.

Agradecemos al P. Ramón Rivas SJ por guiar nuestras reflexiones y al P. Manuel Maza SJ por el regalo de su último libro sobre el tema. Hemos tenido la linda y profunda experiencia de conocer un poco más de la historia y vida de la Iglesia cubana. Estoy muy agradecida con Dios por lo vivido.

Claudia Salinas, ODN

Solidaridad

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Solidaridad

Agradecemos a Aviación sin Fronteras España y sus dos voluntarias que llevaron cinco maletas de comida para los proyectos de Sancti Spiritus y La Habana. Gracias por querer conocer de primera mano dos de nuestros programas en dicha ciudad, el dispensario y el centro Loyola en el barrio del Diezmero, donde los niños en situación de vulnerabilidad reciben apoyo escolar y una merienda.
A su vez, en el mismo centro, conocieron el taller de costura y bordado que allí realizan las mujeres de este barrio marginal, realizan trabajos que después se ponen a la venta. Un millón de gracias por facilitar el traslado de nuestro material.

Comunidad de La Habana

La persona rebasa las expectativas

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la persona rebasa las expectativas

Desde antes de iniciar el ciclo escolar, una de las compañeras directoras de la zona escolar a la que pertenece la escuela Helen Keller canalizó a una pequeña sorda -por lo tanto, muda- y que tiene baja visión. Le pedí que se acercara la mamá a la escuela y con gusto retomaríamos el caso. Tres semanas antes de vacaciones de Semana Santa, la mamá se presentó.

Valentina -es el nombre de la niña- tiene ocho años. Desde los tres, el doctor descubrió que no escuchaba; por lo tanto, no hablaba oralmente.

Le hicieron estudios y encontraron que tiene sordera bilateral profunda; la enviaron al centro médico y le pusieron un implante coclear, intentando que pudiera escuchar algo. Sólo le pusieron el del oído derecho; le dijeron que de esa manera otro pequeño tendría la oportunidad de acceder al otro.

La mamá sabía que tenía baja visión, pero sin ningún diagnóstico, por lo que le pedimos fuera a la oftalmóloga que atiende a los niños de la escuela. El diagnóstico de la doctora es que Valentina tiene Síndrome de Usher, lo que genera sordera y retinosis pigmentaria (pérdida paulatina de la visión, sobre todo periférica, problemas para adaptarse a la obscuridad y fotofobia; el pronóstico de conservar la visión es reservado); en algunas personas hay falta de equilibrio. La médico recetó a la estudiante lentes con filtro rojo para evitar la fotofobia, uso del bastón para caminar con seguridad y que se vaya introduciendo el Braille, para cuando lo requiera.

Uno de los afanes de la mamá es que Valentina pueda hablar de forma oral. A mí me impresiona mucho que los pequeños que son sordos y les ponen implantes cocleares tienen que aprender a escuchar, pues no pueden discriminar los sonidos.

Poco a poco hay que darles terapia de lenguaje especializada para que logren lo que puedan. En el caso de Valentina, ha recibido este tipo de terapia de manera no constante, así que no lo ha logrado hasta el momento. Yo no dudo, le dije a la señora, que algún día pueda hablar. ¡Si lo logró Helen Keller hace más de un siglo! Pero Valentina necesita más que hablar oralmente. Nosotros consideramos que es importante aprenda a hablar, pero hay cosas más relevantes: que siga socializando, que aprenda a leer y escribir, matemáticas, lengua de señas mexicanas, para que pueda comunicarse de manera más fluida con otras personas, no solo con las señas que han establecido en su familia. En fin, todo lo que la escuela puede favorecer en su desarrollo integral y en su inclusión a la sociedad.

Confieso que con mucho temor aceptamos a Valentina, pues no nos sentimos capacitados del todo para su condición. Entró a primero y segundo de primaria; su maestra, Estephania, me decía: “Elvia, no sé qué hacer, sólo sé lo básico de lengua de señas mexicana”. Yo le dije: “Sí, Estephy, todos vamos a aprender. ¿Te imaginas el bien que le podemos hacer a Valentina y a su familia? ¡Vamos lanzándonos!

Casi todos nuestros niños son ciegos, unos pocos ven algo, pero ella no escucha… Decidimos que era momento de hacer una dinámica de sensibilización con nuestros niños de preescolar a primaria para preparar la llegada de nuestra nueva alumna. Pedimos que cada uno llevara un calcetín limpio y a partir de ahí trabajamos que todos somos diferentes y que, igualmente con nuestras diferencias, seguimos siendo personas y somos importantes, capaces de amar, sentir, pensar, hacer amigos, crear, trabajar etc.

Hicimos caer en la cuenta de que en la escuela todos los alumnos no ven o ven poquito y que ambién tres profesores, y hay otras personitas que tiene otras condiciones, no pueden caminar; como Gaby que está en quinto. Y ahora recibiremos a Valentina, que no escucha y ve algo, así que tendremos que aprender a comunicarnos con ella a través de señas; que hemos de hacer el esfuerzo para entenderla y que nos entienda. Los niños son muy acogedores; creo que los pequeños tienen una sabiduría propia y que son a veces hasta más capaces que los adultos de buscar formas nuevas y simples de adaptarse a circunstancias.

Solicitamos a la mamá que viniera con la niña la primera semana. El primer día así fue; queríamos se quedara a comer, pero ambas ya estaban cansadas. Creo que estaba más nerviosa Cecy, la mamá. Al día siguiente llegó Valentina y le dijo a su mamá con las manitas que se fuera y ella corrió a su salón. Empezó a quedarse sin problema en el comedor; incluso por la tarde a talleres. Ella siendo más pequeña tomó natación; así que sin problema. En la clase de musicografía (música en Braille) la maestra le pone su manita en la garganta y siente las vibraciones de las notas y las escribe en negro; los demás en Braille.

Valentina es una pequeña muy adaptable; se da a entender con gestos, movimientos, señas; pronuncia “mamá”, “papá”, “pipi” y otras palabras simples. Su maestra le va enseñando lengua de señas, va relacionando la grafía de algunas letras con las seña y las escribe. En la otra escuela solo la tenían copiando, pero no comprendía nada. Sabe contar y va con el material haciendo sumas y restas; por supuesto se relaciona con su forma muy particular con sus compañeritos y viceversa. Ya se va en el camioncito sola, su mamá la recoge cerca de su casa.

Valentina, nos ha hecho movernos a todos de lo que ya sabemos y aplicamos con los niños; es una chiquilla encantadora, se da a entender y te puede entender si haces la lucha.

Es muy divertida y se mueve con mucha soltura. Gracias a Dios, no tiene problema de equilibrio. Descubrimos que es muy inteligente, con mucho deseo de aprender cualquier cosa. Nunca, hasta el momento, ha hecho un berrinche y, por supuesto, defiende sus derechos; lo cual me encanta.

Valentina me hace experimentar la grandeza del Señor en el ser humano, que puede llegar más allá de lo esperado, que puede crecer con lo que tiene y realizar un proyecto de vida. Las personas somos imagen de Dios y no es sólo la narración del Génesis, es una realidad.

Elvia Gerra, ODN

Un mismo espíritu nos une

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un espíritu nos une

En torno a la fiesta de Santa Juana de Lestonnac, pudimos prepararnos siguiendo la Novena a nuestra Santa Madre junto con la Provincia del Pacífico de forma virtual.

El encuentro virtual de la Compañía de María Universal con hermanas y laicos el día 14 para dar inicio al año jubilar del 75 aniversario de canonización de nuestra Santa Fundadora, nos ha hecho vibrar con un mismo espíritu: el espíritu que nos une, el de Santa Juana de Lestonnac. Lo hemos sentido también al gustar y saborear la gran ponencia presentada con sencillez y al mismo tiempo con maestría por Cristina Inogés, que nos amplió la mirada hacia otros horizontes al hablarnos de Santa Juana como mujer del Absoluto.

El día 15 de mayo hemos podido celebrar de forma especial la fiesta junto con las hermanas de las comunidades de Ciudad de México y Pachuca con una eucaristía muy emotiva, presidida por los padres Miguel Miró, Jorge y Frutos (Agustinos Recoletos). Ha sido un día de convivencia alegre y festiva que empezó con el Banquete de la Eucaristía, continuó con la comida y después con juegos y conversación fraterna.

Gracias, SANTA JUANA DE LESTONNAC por interceder por nosotros y por invitarnos a compartir el DON en la MISIÓN DE COMPAÑÍA DE MARÍA.

Comunidad de Madres Mayores de Ciudad de México